lunes, 27 de junio de 2011

El pequeño Juan (parte I)

Sucedió de repente, un buen día (por eso es lo que la gente dice), que nació el pequeño Juanito. Niño mimado, pequeño y de familia pobre, la vida lo llenó de pruebas, apenas pudo conocer a la mitad de sus abuelos, la otra mitad ni siquiera sabia quién era él. Creció en un hogar lleno de cariño, aunque a Juanito sentía mucho la ausencia de sus padres, ambos trabajaban todo el día, no era nada fácil mantener una familia varios miembros. -Cuando crezca yo tendré un buen trabajo y mantendré a todos- gritaba Juanito desde la regadera, eso sí, él era muy obsesivo de la limpieza.

El tiempo paso, los años le trajeron a Juanito y su familia bendiciones y desgracias, como a cualquier otra familia del país, era común ver al pequeño Juanito corriendo por el parque, platicando con la gente, soñando con un día poder conocer China, le habían platicado que los chinos eran tantos que si brincaban a la par podían hacer que el mundo sucumbiera víctima de un gran terremo, esto no le espantaba en lo más mínimo, él sólo tenía mucha curiosidad por saber el secreto para ver bien con los ojos entrecerrados -seguro es por que son más sabios que nosotros- les decía a sus amigos en el colegio.

Juanito siguió creciendo, o por lo menos eso era lo que él pensaba, ya que en realidad no creció más allá del  metro y medio de altura, sus amigos lo llamaban "el pequeño Juan", haciendo referencia al personaje que aparece en la leyendo de Robin Hood. A Juanito no le importaba esto, él sabía que la inteligencia no se mide de los pies a la cabeza, más bien se mide de la cabeza al cielo -yo soy más inteligente- se decía sin cesar como tratando de reafirmar su seguridad y autoestima. Tal vez tenía razón, tal vez no.

La familia de Juanito poco a poco se fue haciendo más pequeña, mamá partió de este mundo cuando él tenía cumplidos ya los veinte años, papá la siguió pasado un par de años, estaba seguro que esta era la más grande muestra de amor que había visto, papá amaba a mamá, es por eso que no pudo soportar vivir en un mundo en donde ella no estuviera presente, decidió alcanzarla. Es por eso que Juanito no se sentía triste ante la pérdida de sus padres. A veces la vida te pone baches en el camino, y uno que otro tope. Es de sabios saber cómo poder brincarlos, o en el peor de los casos, evadirlo. Así que "el pequeño Juan" continuó con su vida.

Decidió viajar por el mundo, o por lo menos hasta donde le alcanzara el presupuesto. Estuvo trabajando como ayudante de albañil por algunos meses y logró reunir el suficiente dinero como para ir a Acapulco, el problema es que sólo le alcanzaba para el viaje de ida, la vuelta... la vuelta es lo de menos, ya vería cómo regresar, ya sea caminando, por aventón, y si en algún lugar encuentra algo que le guste, tal vez ya ni siquiera concluya su viaje de regreso a casa.

Ý allá va Juanito, viajando en los Cristobal Colón, puebleando, guajoloteando, tardó un día completo en llegar a el puerto, pero lo consiguió. Ya estando ahí sentado frente al mar, con la mirada fija en los sabrosos cocteles que los extranjeros estaban comiendo penso - ¡chinga, olvidé que tenía que guardar dinero para la comida!- muy tarde lo recordo, ahora tenía que ver cómo conseguir comida, todo en Acapulco es carisimo, en verdad que puedo decirlo, todo es muy caro...

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